sábado, 23 de mayo de 2020

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SEÑALES ANTIGUAS EN DOS ÉPOCAS
Ferrocarril Trasandino Argentino (FCTA)

Estación Cacheuta - Provincia de Mendoza
En la primera imagen, vemos esta señal bidireccional, que es una de las suministradas al FCTA en 1890 por la Saxby & Farmer Ltd.  Era una típica señal de estación; como las de todas las estaciones de la línea, estuvo en servicio hasta 1934, momento del trágico aluvión que arrasó la estación Zanjón Amarillo y causó grandes destrozos en diversos tramos de la traza.  Dicha señal da ingreso a una formación de pasajeros con una locomotora Borsig al frente, una de las tres tanques Tipo 2-6-2T con cremallera que sirvieron el FCTA.

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Reciclando en tiempos difíciles
Luego de la recuperación de la línea en 1943 por parte del Estado reemplazando puentes, vías y terraplenes, reformuló el Señalamiento dotando a todas las estaciones con señales que respondieran a los dictados de los Reglamentos, por ende se agregaron señales con la posibilidad de puesta "A Peligro" automática.
Pero en plena 2da. Guerra Mundial,  no le era fácil a los ferrocarriles reponer o colocar nuevas señales, debido al escaso material que pudiera llegar al país, por lo que el ingenio criollo salió a relucir  “en esta señal”.  El mástil y el brazo de madera corresponden a una antigua Saxby & Farmer, probablemente de la primera década del siglo pasado;  El balancín y el contrapeso a una WB&SS de los años veinte y la placa de soporte es una de las originales de la más antigua de 1889.

Las dos señales de esta estación se comandaban desde dos levas tiradoras, a un lado del andén, a unos cien metros de distancia.  Lo curioso es que las levas fueron traídas desde la WB&S ese mismo año, como se puede ver en las inscripciones de la última fotografía.


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¿POR QUÉ LAS PIEDRAS EN DURMIENTES Y VÍAS?

En un principio la tierra –el piso- era alisada, compactada, apisonada y luego sobre ella puestas las traviesas o durmientes, que podían ser de hierro, acero o de madera dura, en nuestro caso madera de “quebracho”, sobre ellos se tendían y sujetaban los rieles y los durmientes solían ser tapados por la misma tierra antes removida.
Así fueron nuestros inicios que, con el transcurrir del tiempo se observaba, según lluvias, nieves, o soles, que con el paso de los trenes acusaban estos ciertos amacamientos laterales, y debían hacer una prudencial rebaja de velocidad para no tener descarrilamientos.
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Así se le incorporó al piso el uso de grava o granito,  llamados balasto y que tiene varios propósitos:

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1.- Dar un soporte superior al armado de los rieles sobre los durmientes.
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2.- Distribuir la carga del peso del tren al suelo o terreno, ya que al ser partículas sueltas proporcionan un ajuste constante a los cambios en el desplazamiento cuando pasa el tren.
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3.- Además funciona como un sustrato ajustable a los cambios de temperatura que genera el medio ambiente (llamado dilatación).
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4.- Sirve como coladera para evitar se formen charcos y no se pudran los durmientes, que antes se hacían de madera desflemada y tratada, siendo hoy de concreto con aditivos repelentes.
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5.- El balasto también actúa como amortiguador de las vibraciones y desplazamiento del terreno por las oscilaciones que generan el paso de los vagones cargados y así sea seguro el transito del tren por los rieles, y evitar accidentes por descarrilamiento.
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Así mismo, en nuestro país aún perduran durmientes y rieles asentados sobre tierra; Si bien en algunos ramales suprimidos en 1993 ya nunca más hubo paso alguno de trenes, sí otros ramales sobrevivieron concesionados a empresas de Carga, quienes en su mayoría en tres décadas mínimamente habrán reparado algún riel (a excepción de reponerles tras algún descarrilamiento que directamente les afectase) por lo cual sus vías no guardan la debida seguridad, ya por mal mantenimiento o falta total del mismo.




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